domingo, 21 de agosto de 2011

Red delicious

Los colores son parte de nuestra vida: hay veces en que nos levantamos con días negros –sobre todo a fin de mes cuando aparecen en nuestra cuenta los números rojos por haber abusado de la Visa oro- o, por el contrario, la vida nos puede parecer de color de rosa porque la compartimos con nuestro principe azul; a veces leyendo la prensa amarilla nos ponemos verdes de envidia o rojos de ira.

Cada color tiene psicológica y espiritualmente un sentido, una interpretación. En particular el color rojo nos habla de estados energéticos intensos, pasión, fuerza, emprendimiento, acción, poder, vitalidad y ambición pero también de ira e incluso crueldad. El rojo nos aporta confianza, coraje y una actitud optimista ante la vida.

A nivel mundial, el rojo representa “peligro”. Ya sabéis, uno no puede bañarse cuando hay bandera roja, el código rojo significa emergencia y todas hemos crecido sabiendo que el “botón rojo” era una última pero mortal opción.








En el contexto de la moda, a mi hay pocas cosas que me seduzcan tanto como una suela roja, aunque desde que uno de los señores jueces de la corte federal  de Nueva York fallara a favor de YSL, no es Louboutin todo lo que reluce.







Las celebrities ya nos habían lanzado un toque de advertencia eligiendo este color para pasear por las alfombras más glamourosas. Este año los diseñadores iban a apostar todo al rojo.

La temporada que entra nos traerá, para variar de las últimas temporadas, colores propios de las épocas frías: negro, gris, marrón y azul. Había que contrarrestar y nada mejor que un golpe de calor en los complementos. Os dejo una selección de los que más me han gustado.

Aunque este año las pasarelas han apostado por los clutchs y yo soy una firme defensora de ellos, que queréis, soy incapaz de sobrevivir un día entero sin mi kit de urbanita, así que para el día elijo siempre un bolso en el que quepan todos mis imprescindibles (¿de verdad necesito perfume, gloss, pañuelos, papelitos matificantes, un frasquito de agua termal, tampones, mi agenda, etc., etc., para ir a la vuelta de la esquina a comprar una baguette?), como este de Blanco.



Me ha encantado el acabado acharolado de este Marc Jacobs.


La marca también nos propone un minibolso con estampado de lunares.


Para un día de shopping me quedo con el tote de piel de potro que he visto en Nina Ricci.


Gucci sonroja su acabado croco.


Me encanta la combinación preppy-punk de este bolso de Zara. Genial mezclar lacitos y tachas.
Y de las manos, a los pies. Fantásticas las botas de Prada que juegan a ser unas mary jane.

También daría mi reino por los stilettos de Charlotte Olympia que combinan el rojo con el rosa empolvado.
Para trotar todo el día por las calles de mi ciudad me quedo con el modelo de Tod’s.


O las bailarinas acolchadas que he visto en Blanco.
Muchos diseñadores han querido traernos a Dorothy camino al Reino de Oz. Me quedo con los Shannon de Pedro García.
Las fabulosas sandalias setenteras de Dior.


O el modelo de Nicholas Kirkwood.
De los pies, volvemos a las manos. Aunque en la ciudad donde vivo el termómetro tiene la curiosa manía de desmayarse durante nueve meses al año, soy una asidua a la manga francesa, así que no he podido más que rendirme a los guantes largos y acolchados de Ángel Schlesser.

Ya os comenté en una entrada anterior que este año era un complemento imprescindible el cinturón masculino de cuero. Pues bien, quien quiera escapar de los marrones, puede optar por este de Blanco.
Pero no solo de complementos viven los armarios, así que respecto a la ropa, podéis arriesgaros con un total look, que no es muy fácil, porque hay tonos de rojo que realmente se hacen sangre entre sí. Yo me quedo con la propuesta de Mango.


Hakaan (no apto para tímidas).


O la invasión de paillettes que nos trae Rodarte.


Miu Miu lo combina con negro, en un magnífico revival de los 40’s.


Podéis hacer vuestro este outfit con una falda lápiz y esta blusa de BDBA.
Matthew Williamson lo suaviza combinándolo con nude.


Prada lo incluye en pequeñas dosis en sus minivestidos, revisión de los años 60.


Y Maje lo utiliza para alegrar una blusa.
Y en honor a mi mami (ella sabe por qué lo digo, y a vosotras no os voy a contar todo, que desaparecería la magia…) os dejo con el color rojo por excelencia, el Valentino.


domingo, 14 de agosto de 2011

Plaga de topos


¡Ah, no! ¡Por ahí no paso! Desde la tierra de la tortilla de patata, la sangría, la paella, el jamón de Jabugo, el torito de Osborne y… los lunares, acepto topo como animal de compañía, pero juro por mis Louboutin que jamás les llamaré “polka dots”. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Vamos, que si Manolo Caracol levantara la cabeza, se clavaba la peineta de Lola Flores en el velo del paladar.


Como muchas otras cosas en la moda, los lunares van y vienen, pero nunca desaparecen.

En los años 30 los lunares se convirtieron en un imprescindible de la moda. La silueta de la época era suave y el chifón y la seda flotaban invadidos por un regimiento de topos, normalmente, pequeños y en color negro, marino o rojo. Incluso Walt Disney los incluyó en el vestuario de Minnie Mouse.





Durante los 40, los lunares se desvanecieron y pasaron a considerarse un estampado conservador y clásico.

Irrumpieron nuevamente con fuerza en los 50 cuando pasaron a estar presentes en todas las prendas, desde las infantiles hasta las corbatas masculinas, pasando por los magníficos trajes de noche. Los grandes diseñadores de esa época, como Christian Dior o Jacques Fathe también se motearon. Negro, blanco y rosa eran los colores de moda. En esa década los lunares cubrieron las curvas de Marilyn en “La tentación vive arriba”. Hasta fueron los protagonistas del éxito musical “Itsy Bitsy Teenie Weenie Yellow Polka Dot Bikini”.




Una década después, con el nacimiento del Pop Art, los lunares volvieron arrasando. Aparecían en los cuadros de Roy Lichtenstein o Bridget Riley, pero era sobre todo la moda de baño la que los convertía en pop. Diseñadores como Rudi Gernreich o Mary Quant imprimieron lunares en sus minivestidos y medias, zapatos y guantes y se arriesgaron con la mezcla lunar-raya en combinaciones cromáticas imposibles (en aquella época la amenaza “color block” aún no había llegado a nuestras vidas), como azul y verde o naranja y rosa.



Los lunares reaparecen en los años 80 cuando la moda se situó en la rampa del vintage y echó la vista atrás hacia los años 50. Se reciclaron las combinaciones rosa-negro, rojo-negro o blanco-negro, estampando tops y vestidos con grandes hombreras, además de las faldas aro de Vivienne Westwood.






Pues bien, este año los topos nos amenazan con una nueva plaga que cubrirá no sólo la ropa, sino también los complementos (Dios mío, que peligro cuando se encuentren con las serpientes que ya habitan mi armario).

Todas las marcas, desde las luxury hasta las low cost han llenado sus colecciones de circulitos de todos los tamaños, fundamentalmente –que no exclusivamente- en blanco sobre negro.

Marc Jacobs nos cubre de lunares de arriba abajo.
Combina varios colores
O utiliza topos XXL
Gucci los utiliza en uno de sus pañuelos.
Pero también, en mayor concentración, en camisas.

O en magníficos maxivestidos (¡me lo pido!!!)


Marni nos propone la combinación de distintos colores y distintos tamaños y se rinde al más puro estilo español incorporándolos en faldas de volantes.
Stella McCartney los incluye para velar las transparencias de un vestido.


Y Lanvin nos resucita a la maravillosa Gilda.


Me ha parecido fantástica la combinación de flores y lunares de Ninna Ricci. ¡Y encima en rosa!

Pero también las cadenas más asequibles han adoptado este estampado. Blanco nos propone este vestido.
Zara los utiliza en todo tipo de prendas y sin restricciones cromáticas.

Venca nos propone una camisa oversize fantástica para combinar con pantalón fuseau (lo siento chicas, es cierto, vuelven…)
En Pull & Bear he visto este bolso, similar al rígido de Fendi, magnífico para nuestra “vuelta al cole”.
Y si os atrevéis con el total look, en Sephora tenéis los Nail Patch Art en blanco sobre rosa o blanco sobre negro. ¡Me encantan!
Este otoño–invierno ¡todas lunáticas!

        P.E.: Ayer nos ha dejado Jesús del Pozo. Aunque en los últimos tiempos se había visto un poco relegado por los nuevos talentos, seguía siendo una de nuestras mejores agujas. Le echaremos de menos.

domingo, 7 de agosto de 2011

90 días y 1001 noches

No hay que ser un gurú de la moda para darse cuenta de que el caftán es, todos los veranos, una de nuestras prendas clave. No puedo concebir mis vacaciones estivales sin esta prenda, en versión sport para lucir sobre el bikini en la playa o bordado en metales y pailletes para triunfar en las noches más glam.
Rescatados de los harenes árabes y reinterpretados en los 70 por Yves Saint Laurent (allá donde esté, feliz cumpleaños, Maestro) o Diane Von Furstenberg, que los llevaron, directamente, de las arenas del desierto a la pista de baile de Studio 54, no nos han abandonado desde entonces.
Este año adoptad el caftán “hippy parece, pero no lo es”, y decantaros por el estilo “acabo de bajar de mi yate, esto es Saint Tropez y son los años 70”, es decir, caftán de luxe con complementos XXL.
Para dejar al personal impresionado en el chiringuito los combino con pamela, romanas y bolsos de rafia. En las eternas noches veraniegas me gusta acompañarlos con sandalias joya, collares largos, grandes anillos y clutch llamativos. Para desterrar su imagen playera, muchas veces los utilizo con cinturones finos a la cintura.
Emilio Pucci fue uno de los primeros diseñadores en proponer coloridos caftanes para la jet set que veraneaba en Capri a mediados del siglo pasado, y en ello sigue… Me encantan todos sus caftanes, pero he elegido uno simplemente maravilloso (lo confieso, me pierden los flecos… y las plumas, pelos variados, lentejuelas, etc., etc., que queréis, una es sencilla y no puede evitarlo).


Blumarine nos propone print animal sobre prendas infinitas.



O seductores estampados en modelos mini, ¡para lucir pierna y moreno!


Camilla Franks nos sorprende con estampados multicolor absolutamente psicodélicos.
Y Colin Heaney incendia sus sedas.


Roberto Cavalli se mantiene fiel a su estilo.


En Just Cavalli apuestan por la versión más seventies del caftán: largo hasta los pies y con estampados psicodélicos.


Carolina Herrera lo combina con el estilo marinero.
Dries Van Noten nos propone un modelo que puede acompañarnos durante todo el día.


Lo he visto parecido en Zara.


Para la playa, podemos optar por colores ácidos llenos de energía, que potenciarán nuestro moreno, como el amarillo rabioso de Melissa Odabash.


El look ibicenco de Blanco.
Combinado con maxipamela, romanas y complementos dorados, el sobrio y elegante de Antik Batik.
O el más colorido de Primark.
Disfrutad los 90 días de verano y... ¡vivid a tope vuestras1001 noches!