A quien me conozca no le descubriré nada si digo que
adoro los zapatos. No fumo, no bebo, la dieta que llevo desde que la matrona me
dio mi primer golpe en las nalgas me obliga a comer poco y no voy con hombres
malos (últimamente, los buenos me aburren soberanamente y, además, también se
cotizan muy caros), y como pienso que todo el mundo necesita un vicio, yo he
elegido los zapatos. Ya he dicho alguna vez que probablemente en mi otra vida
fui un ciempiés y alguna neurona sigue convencida de que necesito zapatos en
número de tres cifras. Tengo que decir, además, por si hay algún estudioso de
fenómenos paranormales leyendo esto, que mis zapatos tienden a reproducirse con
una velocidad que hace pasar por estéril a la coneja más procreadora del clan.
Sin ir más lejos, este mes han aparecido media docena de cachorritos en mi
vestidor que ni bajo tortura confesaré saber de dónde han salido.
Esta obsesión “zapateril” me hace sucumbir ante
cualquier material, modelo o estilo. Pero si hay un zapato que me gusta
incondicionalmente, es el ultrafemenino salón. El zapato de tacón alto, con
medio empeine cubierto y talón cerrado será un must have de la temporada. Pero, a pesar de ser uno de los estilos
más clásicos –siempre igual, pero cada modelo diferente-, se ha reinventado y
veremos multitud de materiales y colores, y, como no, el sempiterno negro, como
en estos Christian Louboutin.
O los fabulosos Dior.
También Massimo Dutti viste de negro a sus Antik.
Y Tom Ford nos pone un candado (mira a ver a quien le
das las llaves para que te quite los zapatos... Yo me quedo con Bastien
González, el gurú de la pedicura. No es el hombre de mi vida, pero me dejará
los pies perfectos…).
Christian Louboutin viste nuestros pies de esmoquin
con sus Love me Patent.
Manolo Blanhnik los envuelve con cintas doradas con
sus Pitita.
Más dorado en los Hatshepsut
de Patricia Rosales.
Blanco nos deja un negro asimétrico (algo así como la
unión de la parte derecha de Usain Bolt con la parte izquierda de Sammy Davis
Jr.).
Pero si va a haber un color que mande en la próxima
temporada, va a ser el burdeos. Lo he encontrado en Céline.
Pero también en versión low cost, en Bershka.
Me encanta el rojo para atacar el frío y este año los
escaparates se han calentado con el más apasionado de los colores. No me
importaría arder en las brasas de los Anouk
de Jimmy Choo.
También he encontrado un ardiente charol rojo en
Zara.
Mango opta por el contraste de materiales.
Igual que H&M.
Más color, esta vez, un otoñal verde, ha elegido Gianvito
Rossi para sus stilettos.
Y Sam Edelman nos calza con el carey más maravilloso.
Fantástica la propuesta de Yves Saint Laurent.
Maravilloso me parece el perfil de los Tabitha
Simmons.
He encontrado modelos low cost en Mango,
y H&M, que nos regala un tacón supercómodo.
Pero si queréis plantarle cara a la tristeza otoñal,
nada como el print floral de los Ava
de Charlotte Olympia.
Flores menos rabiosas he encontrado en los
escaparates de Jimmy Choo.
Me ha encantado el print de lunares de Tabitha
Simmons.
Ya las vimos en la temporada pasada, pero las
punteras en contraste compartirán también con nosotros los próximos meses. La
idea fue de Louis Vuitton, y de ellos es esta versión 2012 en piel de potro
(relincho de amor al verlos…)
Zara también opta por el metal.
Igual que Mango.
Y Giuseppe Zanotti utiliza el contraste cromático.
Más contraste de color en Uterqüe,
Y su primo lejano, Massimo Dutti.
Este otoño, inevitablemente, vamos a tener una
sobredosis de tachas. No hay prenda o complemento que se libre y, por supuesto,
también los zapatos de salón han sido claveteados. Christian Louboutin elige la
versión negra,
Algo más que sorprendente es el parecido con los Truth or Dare diseñados por Madonna (si no tienes nada que hacer, trata
de encontrar las siete diferencias).
Maravillosos los Pixie (no me importaría ser Dixie)
de Sam Edelman.
La versión low cost, como no, en Zara.
¡No sin mis salones!