domingo, 8 de enero de 2012

Working girl

En estas semanitas que os he dado de descanso hemos cambiado de año, y yo, por mi parte, he cambiado de trabajo, de casa y de ciudad. Ya dicen, Año Nuevo, vida nueva, y yo cuando me pongo, arraso… En fin, han terminado las Navidades y a no ser que los niños de San Ildefonsos, tan atildaditos ellos, hayan adivinado vuestro número u os haya sonreído la Fortuna en el sorteo del Niño que mueve las orejas (por Dios, ¿por qué no llaman los padres a Iker Jiménez para contactar con la señora bajita de Poltergheist? ¿No ven que el infantito no es normal?!), toca volver al trabajo.

Yo lucho tanto por los derechos de la mujer como cualquiera, pero, qué queréis, cuando a lo largo de un día tengo que demostrar que soy una profesional excelente, tener una imagen impecable y además, batallar contra las pelusas asesinas que quieren invadir mi casa, conducir a toda velocidad un carrito en el hiper más cercano, preparar comida (y encima ahora tiene que ser imaginativa, maridar varios sabores y texturas y poder ser colgado en el Thissen sin desentonar, ¡venga, hombre!), etc., etc., pienso en lo feliz que debía ser mi bisabuela con sus vestiditos de andar por casa, cocinando al chup-chup las lentejas de toda la vida y dedicando la tarde a arreglar el barrio (para ella todo un mundo) con sus iguales alrededor de un café y unos bollitos caseros. ¡Viva la liberación de la mujer! (por si lo no notáis, esta frase está empapada en ironía).

Quizá los que seáis más jóvenes que yo (es difícil, porque apenas he abandonado la pubertad, ejem, ejem, que tos más tonta) recordéis la imagen de Melanie Griffith encarnando a la Tess de Armas de Mujer, y representando a la mujer que intenta triunfar camuflándose entre la competencia masculina, con trajes de chaqueta sobrios y camisas blancas. Mi estilo está más cerca de Ali McBeal, y muchísimo más de la Joan Harris de Mad Men (ya quisiera yo las curvas de Christina Hendriks…). En fin, que me niego a ir a la oficina disfrazada de broker de Wall Street.

Por eso, me ha encantado para aguantar magnífica nine to five y no desentonar en el afterwork de moda (¡cuánta tontería nos invade!) el conjunto de Derek Lam


que podéis fabricaros en versión lowcost, con el abrigo y la camisa que  nos propone Zara,



Y el pantalón de cheviot de Blanco.
Y también pienso clonar la propuesta de Jason Wu,


con una falda de Blanco con trampantojo de encaje
Y esta camisa de Zara con estampado de pájaros.


La chaqueta en naranja quemado de Primark librará al conjunto del aburrimiento.
Lo que de verdad me parece indispensable es un buen abrigo, y nada como recurrir al sempiterno camel para tener la seguridad de que no vamos a equivocarnos. Yo me quedo con este fantástico Max Mara (¿de quién si no?)


Pero tampoco le voy a decir que no a este sesentero Moncler.
Y no he podido resistirme al primo económico de Chanel que me ha salido al encuentro en Blanco.
Y para los días lluviosos me quedo con este trench rojo de H&M (esto sí me da energía y no el Actimel).

Como, afortunadamente, volverá la primavera (con las golondrinas, los almendros en flor y todas esas cursiladas), aprovecharé las rebajas para hacerme con alguna americana, como está de print animal que he visto en Adolfo Domínguez.
La fantástica propuesta de Caramelo,
O esta H&M.

También me han encantado los ribetes que he visto en Blanco.

Fantásticos para combinar con este vestido tulipán.

Como yo soy de las que suele elegir vestidos para trabajar (no quiero pensar en combinaciones mientras el reloj me persigue), me ha encantado el tricolor de Massimo Dutti.


O este tan engañoso de Mango.
De la misma marca, me han hipnotizado esas líneas fluor.
Y no podía falta un LBD que nos ayudará a salvar cualquier día, como éste de H&M.
Imprescindibles unos zapatos oscuros, como los mary-jane de Marni,


Color para los conjuntos más sobrios, como estos comodísimos Mari Paz,

Y unos nude que combinen con todo, como la propuesta de Zara.
Cojo mi iPad, bien protegido en una funda de Maliparmi,
 Y, ayho, ayho, ¡me voy a trabajar!