domingo, 25 de septiembre de 2011

Cibeles y Cibelinas


Me he levantado rebelde esta mañana. No sé si lo seré (rebelde, digo) con causa o no. Será el cambio de estación… El caso es que, para llevar la contraria, no voy a hablar de Cibeles. Diez días viendo desfiles, leyendo revistas, ojeando vuestros post… tengo los ojos como los de Maruja Díaz (haciendo chiribitas, ¿eh? No con unas cataratas del tamaño de las de Iguazú), pero ya no queda nada por decir: fantástico el desfile homenaje a Jesús del Pozo; magníficos los vestidazos “diva” de Hannibal Laguna (soy incondicional), sólo aptos para alfombras rojas; sorprendentes los prints de Ángel Schlesser; inquietante la puesta en escena de Maya Hansen con su estética Mad Max (quizá ahora que estamos volviendo a la mujer con estética delicada y suave, no sea el momento) y etc., etc. Pero que no, que no, que no voy a hablar de Cibeles. Voy a hablar de cibelinas, en concreto de martas cibelinas y visones, o, bueno, fundamentalmente, de sus primos pobres: conejos, cabras, ovejas (cielos, me he teletransportado a la granja de Pin y Pon).


Ya os hablaba la semana pasada del empeño que tenemos las mujeres en desnudar bichos (en contra de la voluntad de éstos) para vestirnos nosotras. Y es que, mucha cera, mucho láser, mucha depilación con hilo, pero a la que más a la que menos, nos vuelve loca un pelo. Claro, que he de darle la razón a mi chico, yo me visto con pelo de animal, pero de piel de marido (por la parte de la Visa, ya me entendéis).

En fin, que este año vuelven los trogloditas. Y hay para todos los gustos, porque la que no quiera ofender al reino animal, puede optar por las pieles ecológicas (la sintética de toda la vida) que cada vez dan más el pego.

De todas las propuestas que he visto mis favoritas son un abrigo de Matthew Williamson,

una chaqueta de Maison Martin Margiela en uno de mis pelos favoritos: el de la oveja tibetana (ésta a lo mejor es budista zen y se deja desnudar con más tranquilidad),

y un chaleco de la misma marca.


También me parece fantástico el jersey de Burberry Prorsum.


Pero también las marcas más asequibles tienen sus propuestas peludas. Desde BDBA que nos trae un minichaleco bicolor fantástico,

hasta Zadig & Voltaire,

o Asos donde me ha conquistado un chaquetón de piel eco en el más puro estilo retro (qué queréis, estaba de rebajas – ¡a estas alturas! – y no he podido contenerme).


pasando por Blanco, donde he encontrado un chaleco en piel sintética de un fantástico color azul,

Mango, donde he visto un chaleco precioso en piel de oveja,


y por supuesto todo el grupo Inditex. En Berska he revivido los cincuenta con un chaleco blanco en piel sintética y los setenta con una minichaqueta, también eco, azul klein.



En Zara me han tentado de un montón de formas distintas. Con un abrigo de piel de cordero,


una cazadora de pelo trenzado,


o una cazadora en el más puro estilo yeti (no digáis nunca jamás, acabaréis usándolas…).


Pero no sólo de ropa se llena un armario (o, en mi caso, varios), así que también vamos a darle un repaso a los complementos. De todos los que he visto mi favorito es, como no, un Louboutin, pero no un zapato (bueno, un par), sino un bolso. Me encanta el modelo Anastasia, igualito, igualito, que un Lulú de Pomerania.


Pero aunque estoy enamorada incondicionalmente de todo lo que hace Mr. Louboutin, no le voy a hacer ascos al bolso de mano que he visto en Givenchy,


ni al Altai de Balmain,


Aunque me tendré que conformar con el shopper de Zara,

De las manos, a los pies. Mientras intento encontrar en alguna tienda vintage los fantásticos botines Monkey Fur de Elsa Schaparelli (desde sus tacones, 73 años nos contemplan)


me quedo con las espectaculares botas de Jimmy Choo,


el botín, como no, de Zara,
los Lynnea de UGG (geniales para un día de shopping),


Y para ir cómoda y calentita, las peludísimas botas de la misma marca (a Dios pongo por testigo que nunca más pasaré un invierno sin unas botas australianas),


Y, para que veáis que el pelo se puede llevar en todas partes (uff, ¡qué mal ha sonado eso!), termino con unas gafas de Givenchy.


Viene el frío, y yo con estos pelos…


P.E.: Mamá, te quiero. Eres alegre, cariñosa y la mujer más bella que conozco. Y cada vez que cumples un año, estás un lustro más joven. Que tengas un año maravilloso.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Yo visto vestidos


Dicen que el vestido es consecuencia de la satisfacción de una necesidad natural. Lo cierto es que la gente casi siempre ha ido vestida, más o menos,… pero vestida. En un principio para tapar lo que debía ser tapado y para no coger una pulmonía y ahora con otra finalidad, porque ya no se sabe lo que debe ser tapado y el temor a las pulmonías, gracias al Desenfriol, ya no es razón suficiente para vestirse.

Nuestras primeras antepasadas se vistieron con lo que Mamá Naturaleza les concedió graciosamente: su propia piel. Luciéndola iban tan frescas de un lado para otro, sin perder ni un segundo en el taller de Lola, la costurera, y sin hacer shopping (¡cielos! ¿en qué invertían el tiempo?). Pero con la llegada del frío, enseguida se dieron cuenta de que iban en cueros (nunca mejor dicho), por lo que intentaron vestirse. El primer problema fue encontrar algo con que taparse. Pero la inteligencia femenina es infinita (de la masculina no diré nada, que luego se me enfada el personal) y en seguida se dieron cuenta de que la hoja de palmerita era fantástica para chicas XS y la del bananero estaba ideada para acomodarse sobre redondeces. Avanzado el tiempo, la mujer empezó a desnudar a los bichos para vestirse ella. El procedimiento era bastante fácil (obviando el tema de que, excepto contadas ocasiones, el bicho no se dejaba desnudar con demasiada facilidad): vaciando al animalillo se hacía una funda apta para introducirse en ella. Y así, evolucionando, evolucionando, se inventó el trapo, que en un principio era de una finura y delicadeza comparable al de una estera. Pero el invento del telar facilitó el adelgazamiento de los tejidos y, en consecuencia, la confección de modelitos variopintos. Y, pasito a pasito, hemos llegado a la temporada otoño-invierno 2011-2012 (¡cómo pasan los siglos cuando una está entretenida!).

Ya os he martirizado en post anteriores con las diversas tendencias que acogeremos este otoño, pero en todas ellas hay una prenda común, el vestido, que se consolida una temporada más como una prenda clave. Se adapta al estilo masculino, al revival de los 60 y los 70 y al boho-chic.

Yo, por mi parte, soy adicta al vestido, y además de los necesarios LBD (el negro) y LWD (el blanco), tengo en mi(s) armario(s) multitud de vestidos de todas las formas, largos y colores imaginables, porque, aunque disfruto un montón haciendo “corta y pega” con todos los trapos que se ponen a tiro, también es cierto que agradezco muchísimo poder salir de casa por la mañana sin haber pasado la noche en vela haciendo combinaciones, variaciones y permutaciones.

Una vez confesada mi adicción a los vestidos (he de decir que soy poliadicta, y los vestidos es solo una de ellas), os diré que este año me apunto al estilo años 60 que han recuperado para las pasarelas Akris (fantástico el total look marrón y el vestido capa),


Alberta Ferreti en versión multicolor,
 

Yves Saint Laurent, que nos convierte en lolitas,


Giambattista Valli apostando por la austeridad,


y Costume National por el color,


igual que Blumarine.


Pero si me tengo que quedar con uno (¡¿por qué, Dios mío, por qué?!) elijo el homenaje de Prada al vestido Mondrian de YSL (1965, anda que no ha llovido…).

Prada
YSL (1965)

Como siempre, vamos con las adaptaciones de las cadenas asequibles. Esta semana he caído rendida a los dobladillos de un montón de vestidos (qué queréis, ya he confesado mi adicción…). Como hay que empezar por algún sitio, comienzo por dos propuestas de Dolores Promesas.
Miryam (ji, ji, ji, algún día os contaré el chiste)
Siena

Me ha encantado la combinación pichi cítrico - camisa naïf que nos propone Asos.


En Crumpet he encontrado un vestido cuajado de lunares, perfecto para estar idem de la mañana a la noche (en mi opinión, el momento cuña desmerece el total, pero en fin).


Me apunto también al estilo Jackie O. que nos trae Zara.


Al toque de color (y encima rosa) de Massimo Dutti.


Me encanta el estilo lady de Mango.


Con Blanco volveré a sentirme una colegiada (retorno al pleistoceno).

Es fantástico el limoncello de Topshop con flores 3D.


Y para la noche no pienso salir del probador de Hoss Intropia.

Cuando llegue el frío, yo vestiré vestidos, ¿y vosotras?


domingo, 11 de septiembre de 2011

Dar en el blanco

Es una verdad innegable que estamos pasando por una época de extremos. Si hace dos semanas os hablaba de que era tendencia la estética “ángel del infierno” hoy os ataco con la invasión del blanco virginal (¡ja!). Menos mal que (unas más que otras) estamos diseñadas a prueba de paranoia, porque este constante transformismo hace que dejemos pequeña a la drag queen más extremista.

En fin, no voy a hacer historia, pero podría deciros que en los cuatro últimos siglos antes del nacimiento de Cristo se obtenía el color blanco enterrando plomo en estiércol (¿a que os acaban de entrar ganas de vestiros de negro riguroso durante el resto de vuestra vida?). ¡Y pensar que lo identificamos con la limpieza! Así es, el blanco se asocia a la paz, la pureza, la virginidad (¿he dicho ya “¡ja!”?) y la inocencia. Pero también al frío, por lo que resulta curioso que, tradicionalmente, fuera un color al que los diseñadores recurrían casi exclusivamente en verano.

La moda se reinventa a si misma, y así los colores que hoy asociamos con el luto o las bodas, no hace tanto que han intercambiando sus papeles. Actualmente se asume que fue en 1840, en la boda de la británica reina Victoria cuando realmente emergió la tradición de casarse de blanco. Respecto al duelo, ya en la Roma Imperial se usaban colores oscuros para indicar que se estaba de luto. Pero no fue hasta los siglos XVI y XVII cuando se extendió la costumbre de que vestirse de luto era vestirse de negro.


En fin, me estoy alejando del tema. A lo que voy. Este año, a las alturas que vamos, las shophacolicas que como yo, penséis que hacer footing es recorrer con tacones de 16 cm. la calle Serrano y lo más parecido a los abdominales es agacharse para atar los cordones de vuestros blucher, os habréis dado cuenta de que este invierno debemos apostar por el total look blanco. Pero mucho cuidado, porque si bien es un color que favorece muchísimo el trabajadísimo moreno del verano, si en invierno os gusta lucir una piel nívea, corréis el riesgo de pareceros a “la chica de la curva”. Así, que, por Dios, dosificad.

Bien, el tema es que en las pasarelas hemos visto mucho blanco. Nos lo han propuesto Carlos Díez,


Teresa Helbig,


o Yves Saint Laurent,


Pero yo, si tengo que elegir, me quedo con las propuestas de Alexander McQueen. Me han gustado sus abrigos,


sus vestidos para día,


y, tatatachán (incluid aquí un redoble de tambores), sus fabulosos vestidos de fiesta, cuajados de trabajos de papiroflexia.


Mientras esperamos que nos toque la loto o, en su caso, que un jeque se decida a cambiarnos por veinte camellos, os traigo algunas propuestas low cost.

Me han gustado los abrigos que he visto en Zara, Mango y Pull and Bear.


Zara

Mango
Pull and Bear
Me parece fantástico el cardigan de H&M.

También he visto algunas chaquetas cortas, estupendas cuando el frío nos de una tregua. Me ha gustado la de pelo que he encontrado en Blanco (tengo una parecida de Friday’s Project y es superponible).


la superochentera de H&M,


y la biker de Zara.




En el post de la semana pasada ya os recomendé tener como fondo de armario un LWD (a mí todavía no me ha llamado Clooney para lo de la boda, ¿alguna ha tenido más suerte?); ahí van algunas propuestas de Mango, Massimo Dutti y Zara.
Mango
Massimo Dutti
Zara
Respecto a los complementos, podéis elegir entre unas comodísimas bailarinas, como estas de Uterqüe (fantástica la puntera de ballet),
o el botín peep toe con cordones de Zara.
la bandolera con cierre metálico, también de Zara,
o el clon (ejem, ejem) del 2.55 de Chanel que tienen en Bershka.
Este invierno, el frío nos traerá el blanco polar, quien se apunte, ¡que levante la mano!


P.E.: Hoy, de forma excepcional, he colgado dos post. Éste segundo es el habitual, centrado en la moda (mi hobby favorito); el primero, por ser hoy 11-S, se lo he dedicado a Nueva York (el amor de mi vida). Os invito a leerlo; espero que lo disfrutéis tanto como lo he hecho yo volviendo a pasear por las calles de esa ciudad. Clic.